En mis largos años de docencia me dí cuenta, que el aprendizaje de la Música por medio del canto, es uno de los caminos más certeros para la educación musical del niño en la escuela, como así también el hecho de que el niño “haga música”, rápidamente, sin prejuicios y no que “tenga música” para acumular contenidos, a veces, sin sentido.
Mi primer coro, “sin querer queriendo…”, surgió en un aula cualquiera, mientras desarrollaba una clase de canto, en la cual enseñaba una canción que a la vez, me servía para un acto escolar. En mi afán de querer mejorar el trabajo y viendo el entusiasmo que ponían los niños en la interpretación y sobretodo el espacio que ellos me otorgaban para que yo incluyera nuevas “dificultades” a esa simple canción, para ellos todo un desafío, se fue gestando el coro de la escuela (Pío XII).
Sin dudas fue un clic para mí, como para muchos actuales directores de coro, que antes de serlo hicieron esta maravillosa tarea: la docencia musical, y cuya experiencia aplican en sus actuales coros.
El canto en el aula comenzó a tener un objetivo claro y el coro fue el referente donde los alumnos pudieron desarrollar una expresión artística en el marco de la actividad escolar, sumando un creciente interés por participar del mismo. Se sintieron orgullosos de que su escuela tenga un elenco representativo y estimuló en ellos, no sólo la búsqueda de una mejor calidad interpretativa, sino de valores que hacen al trabajo grupal como la cooperación, la disciplina, el esfuerzo, el compañerismo etc.
El semillero sobretodo en mi provincia fue y es, sin dudas, el coro escolar. Si no acercamos al niño al canto coral en la escuela, lugar propicio para ello, difícilmente tendremos coreutas en las agrupaciones de jóvenes y coros mixtos de adultos. La realidad nos muestra en estos momentos, que se genera un ir y venir de los mismos coreutas por distintos coros, por falta de preparación de los mismos.
Jerarquizar y capacitar al docente de música, dándoles las herramientas necesarias en canto y dirección coral, ampliarían su formación y dejarían de ser docentes “administrativos de contenidos” y “archiveros de planificaciones”; recuperar para el aula el repertorio escolar y la música para niños que se ha dejado de lado por la música “de moda”, y que me hace sentir un profe piola, y sobretodo despertar el interés para querer “HACER MÚSICA” y “EDUCAR MUSICALMENTE” a nuestros niños.
Si bien la formación como director de coro es necesaria, sostengo igualmente que la tarea del maestro de música en la escuela es muy importante para hacer conocer la práctica del canto coral a los niños, para que los que queremos dirigir un coro tengamos donde, si no vamos a ser solo directores de tránsito….
Propongo, desde mis humildes conocimientos comprometerme a seguir trabajando en el coro escolar y apoyar fuertemente en la creación de los cargos en las escuelas del director de coro. Y pedir que desde ADICORA y ARDIC se renueve con insistencia la capacitación docente en una dirección coral básica y en canto, como hace un tiempo atrás, cuando teníamos mas coros escolares y los docentes se sentían apoyados por la asociación y sobretodo veían sus frutos en los diversos encuentros corales que se realizaban y que ahora se extrañan mucho.
Mi primer coro, “sin querer queriendo…”, surgió en un aula cualquiera, mientras desarrollaba una clase de canto, en la cual enseñaba una canción que a la vez, me servía para un acto escolar. En mi afán de querer mejorar el trabajo y viendo el entusiasmo que ponían los niños en la interpretación y sobretodo el espacio que ellos me otorgaban para que yo incluyera nuevas “dificultades” a esa simple canción, para ellos todo un desafío, se fue gestando el coro de la escuela (Pío XII).
Sin dudas fue un clic para mí, como para muchos actuales directores de coro, que antes de serlo hicieron esta maravillosa tarea: la docencia musical, y cuya experiencia aplican en sus actuales coros.
El canto en el aula comenzó a tener un objetivo claro y el coro fue el referente donde los alumnos pudieron desarrollar una expresión artística en el marco de la actividad escolar, sumando un creciente interés por participar del mismo. Se sintieron orgullosos de que su escuela tenga un elenco representativo y estimuló en ellos, no sólo la búsqueda de una mejor calidad interpretativa, sino de valores que hacen al trabajo grupal como la cooperación, la disciplina, el esfuerzo, el compañerismo etc.
El semillero sobretodo en mi provincia fue y es, sin dudas, el coro escolar. Si no acercamos al niño al canto coral en la escuela, lugar propicio para ello, difícilmente tendremos coreutas en las agrupaciones de jóvenes y coros mixtos de adultos. La realidad nos muestra en estos momentos, que se genera un ir y venir de los mismos coreutas por distintos coros, por falta de preparación de los mismos.
Jerarquizar y capacitar al docente de música, dándoles las herramientas necesarias en canto y dirección coral, ampliarían su formación y dejarían de ser docentes “administrativos de contenidos” y “archiveros de planificaciones”; recuperar para el aula el repertorio escolar y la música para niños que se ha dejado de lado por la música “de moda”, y que me hace sentir un profe piola, y sobretodo despertar el interés para querer “HACER MÚSICA” y “EDUCAR MUSICALMENTE” a nuestros niños.
Si bien la formación como director de coro es necesaria, sostengo igualmente que la tarea del maestro de música en la escuela es muy importante para hacer conocer la práctica del canto coral a los niños, para que los que queremos dirigir un coro tengamos donde, si no vamos a ser solo directores de tránsito….
Propongo, desde mis humildes conocimientos comprometerme a seguir trabajando en el coro escolar y apoyar fuertemente en la creación de los cargos en las escuelas del director de coro. Y pedir que desde ADICORA y ARDIC se renueve con insistencia la capacitación docente en una dirección coral básica y en canto, como hace un tiempo atrás, cuando teníamos mas coros escolares y los docentes se sentían apoyados por la asociación y sobretodo veían sus frutos en los diversos encuentros corales que se realizaban y que ahora se extrañan mucho.
Por eso, como dijo un amigo: “…manos a la obra para sumar las voces de nuestros niños, futuros coreutas de nuestros coros” (Clydwyn Ap Aeron Jones).
Artículo publicado en la Revista La440 de la Asociación de Directores de la República Argentina (ADICORA)
Daniel Mercado: Profesor Nacional de Música.
Docente en todos los niveles desde el año 1986
Estudió Dirección Coral con: Jorge Fontenlla (h), Felipe Vallesi, Antonio Russo y Olga de Cara.
Fue director de los coros: Agrupación Coral Kuntur, Canto Nuevo y Coro de Niños Pío XII
Actualmente es director del Coro Polifónico de la Provincia de la Rioja y Asistente de dirección del Coro provincial de Niños de La Rioja.
Socio fundador de Adicora y ex – Presidente de Ardic
Docente en todos los niveles desde el año 1986
Estudió Dirección Coral con: Jorge Fontenlla (h), Felipe Vallesi, Antonio Russo y Olga de Cara.
Fue director de los coros: Agrupación Coral Kuntur, Canto Nuevo y Coro de Niños Pío XII
Actualmente es director del Coro Polifónico de la Provincia de la Rioja y Asistente de dirección del Coro provincial de Niños de La Rioja.
Socio fundador de Adicora y ex – Presidente de Ardic